Es común hablarte, escucharte, pensarte, pasarte varios minutos u horas en tu cabeza tratando de arreglar algo que ves descompuesto. Es usual murmurar a escondidas y preguntarte por qué es necesario decirlas, o por qué es necesario que alguien las escuche, creo que es lo que pensó la primera persona que utilizó un blog. Nos pasamos tanto tiempo (al menos eso creo) deliberando, imaginando o simplemente hueveando, que muchas ideas que podrían ser tan bobas o importantes hoy, pueden ser tan fácilmente olvidadas el día siguiente.
Es cómo si terminaras con el "amor de tu vida" un martes, te martirices toda la madrugada del miércoles intentando saber qué pasó, qué hiciste mal, por qué ese hijo de su madre te hizo eso; para que luego de un mes conozcas al "amor de tu vida II" vuelvas a hacer lo mismo, y tengas ese maldito martes y miércoles otra vez por los siguientes 5 mejores años de tu vida, preguntándote lo mismo, haciéndote quedar a ti misma como una reverenda estúpida sin memoria.
Si, suena mal, la verdad muy mal, pero es cierto. Entonces, concluyo en que es necesario escribirlo, compartirlo, si no te vuelve a ocurrir a ti (lo cual me parece bastante improbable), tal vez pueda usarlo alguien más y no matarse pensando en lo mismo una y mil veces igual que tú.
Es un simple compartir.
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