lunes, 20 de octubre de 2014

CAMBIAMOS.

En todo este tiempo, mis ganas de escribir desaparecieron. Fue como abrir el computador, encontrarme con el teclado y decidir que tenía mucho trabajo como para empezar a escupir con letras todo lo que me estaba pasando.

He vuelto, pero sin ser la misma chica del vaivén. Como cuando a Benedetti la poesía le abría sus puertas, todo le cambiaba y él cambiaba con el cambio.

“-Eres la persona que mejor me conoce.
-Pero dijiste que en este tiempo, alejados, habías cambiado, que ya no eres el mismo.
-Tienes razón, no lo había visto así. Ahora,  ¿quién me conoce?”

El reencuentro con una persona que marcó grandes hitos en tu vida no sólo es incómodo y aterrador, también está lleno de respuestas adelantadas al “cómo me verá ahora”. Y es que no podemos ser tan hipócritas al decir que no nos interesa saber cómo nos verá el ex después de un largo tiempo.

Porque yo, jodidamente me he preguntado 5 horas antes de verlo (sí, fue un largo camino para aceptar la invitación), si estoy más ancha, más delgada, me veo más intelectual o más preparada, hablo mejor, visto mejor, camino mejor, o si simplemente le valdrá madre todo lo que pueda pensar en ese instante y me dirá “estás igualita”. (Maldito, no sabe que me vi en el espejo unas 30 veces antes de verlo)

¿Y estas preguntas reflejan inseguridad o un deseo carnal escondido muy en el fondo hacia esa persona? No, es simple naturaleza humana. La supuesta auto-superación después de cualquier ruptura.

Al verlo, todo fue tan natural, tan de todos los días, tan “nunca dejamos de vernos” esos nervios aterradores que sentía, desaparecieron. Me di cuenta de cuan buenos amigos habíamos sido y aprendí con cada palabra suya, todas las lecciones de  lo que no volvería a hacer si algún día me enamoro otra vez. Para qué el resentimiento, ¿no sirvió sentir una sola vez? El “re” está de más.

Le conté que fui feliz por un tiempo y que ahora me sentía la mujer más engañada del universo. Le conté que confié y me defraudaron. Le conté de mi graduación, de mi nuevo trabajo, le conté que había sacado un préstamo en su ausencia y que ahora estoy endeudada hasta febrero. Le conté que le había escrito mucho pero que nunca le daría nada.

Éramos otros, habíamos cambiado y eso estaba bien.

Porque cambio debe ser mejora, mejora de un “Ahora he aprendido”.

lunes, 28 de abril de 2014

PRACTICIDAD.

Chicas, y sí, chicos también: ¿Cuál es el objetivo del pleito dentro de una relación? ¿Cuál es el objetivo de echarse en cara reproches y quejas? ¿Cuál es el objetivo de dejar de hablarse y hacerse daño hasta con la línea cortada de un teléfono?

Quizá su respuesta a mi primera pregunta sea que la sinceridad incluye a las incomodidades y estas deben ser expuestas así sean en peleas. Quizá a la segunda me digan que siempre es bueno recordar lo que pasó para que no vuelva a suceder en el futuro. Y puede que en la última se refieran al objetivo llamado “quiero un espacio”

A todas estas respuestas, le sumo yo lo siguiente. A la primera, vamos, todo el mundo solo parlotea sus desgracias porque está molesto y quiere desquitarse. A la segunda, por favor, no me van a decir que decirse mil veces algo los hará reflexionar justo cinco minutos antes de volver a cometer una babosada, digamos que existen excepciones, pero el humano por naturaleza repetirá al menos dos veces el mismo error. Y por último, a la tercera supuesta respuesta, ¿creen que vendrá “Don Cupido arreglón de problemas” y lanzará su flechita de “lo siento” mientras ustedes están en esa primariosa ley del hielo? Es cierto que uno necesita su espacio para pensar y despejar la cabeza, pero no se manden con que necesitan un mes pues. Esa duda tan espaciosa sólo es afín a un “ya no quiero estar contigo” pero cobarde.

Lectores que sueño tener, desde mi modesta opinión les digo que existen ciertos problemas que ni siquiera deberían tomar una hora de nuestro tiempo como pareja. Un “ya fue” para los fríos o un “déjalo ahí, todo está bien” para los tiernos, es suficiente para evitar malgastar el tiempo que tienen como pareja en ridículas peleas. 

Abrí este post con “Chicas…” porque siempre seremos nosotras, mujeres, quienes queramos más información para saciar nuestra sed casi vampiresca de verdad, creo que es un gen que nos introdujeron al nacer, pero también hay chicos, y muchos. Así que si por ser chico no me diste bola en los tres párrafos anteriores, saca tu cuenta de las veces que la jodiste y sólo por orgulloso malgastaste un fin de semana entero de “pareja feliz” por un “quiero matarte”.

Sé cuan complicado puede ser tomarse 5 minutos para pensar antes de joderla, pero créanme, ya que la jodieron pueden reivindicarse tomándose esos 5 minutos luego de la molestia para apaciguar el fuego en lugar de responder y parecer gallinas de mercado picoteando.

lunes, 14 de abril de 2014

LOS DILEMAS DEL PRACTICANTE.

Estimados, éste es mi “sorry-post”, el que usaré para disculparme con aquellos que creo me leen. Todo lo que va del año no me he visto con éste blog y mucho menos he notado sus visitas en numeritos crecientes (sí, claro).
Ya que éste es mi primer texto 2014, voy a martirizarlos con un tema de chamba. Sí, no todo es amor, rencor y despecho; así que atentos.

Les presento a: El suicidio de los practicantes (redundando en el título)

1. La subvención:

Chicos, basta de que les miren la cara de huevones (acá no puedo poner asteriscos). No hagan prácticas pre- profesionales o profesionales sin que les paguen. Y no, no se sientan agradecidos porque les pagan el pasaje. El Ministerio de Trabajo indica que la subvención a una persona en formación laboral (o sea ustedes) no debe ser menor a 750.00 (RMV).  Por favor, si ustedes no respetan su propio trabajo, nadie lo hará. Les dejo un pequeño link:


2. El Horario:

Gente, los practicantes sólo trabajan 30 horas a la semana, no 40, no 48, ¡30! Aprendamos a decir, “ya terminé, tengo que irme”. Mi modesta historia identifica a la triste chica que se comió más de 12 horas diarias, incluidos fines de semana (sí, recién ahora me doy cuenta de lo boba que fui) Pero eso no es todo, tuve que ver a varios amigos dejar la universidad porque en sus empresas no les daban las facilidades para llegar a clase (más que bobos). De nuevo, la principal responsabilidad de una empresa, sea pública o privada, es brindar todas las facilidades al practicante para una buena formación laboral. Obvio, esto incluye el horario. Si ellos quieren explotarte, sólo dile “hablaos”

3. El Convenio:

Amigos, papelito manda, firmen sus convenios, hagan todos sus trámites entre su centro de estudios y  su empleador. No querrán haberse quemado el cerebro por 400 o 500 horas y luego les digan en la universidad que como nunca fueron registradas no sirven.

4. A los que se sienten identificados por todo lo anterior, o no tienen prácticas de la cual quejarse:

Una amiga me pasó esta página hace un buen tiempo: indeed.com.pe. Desde ese momento la he prostituido a otros amigos porque me parece muy buena, es como un buzón en donde se juntan todas las ofertas laborales de las demás webs (Bumeran, Computrabajo, Aptitus, etc). También la pueden tener en aplicación móvil.

Rrecuerden que cada una de las páginas de mi paréntesis tienen su propia web y aplicación, yo recomiendo la de Bumeran, las notificaciones me llegan en tiempo real y no he tenido problema con las postulaciones.

¡A por el sindicato de practicantes!