domingo, 5 de abril de 2015

LA CARTA DE LAS LÍNEAS CORTAS

Gente, hoy haré un recordaris de un post que escribí sobre las cartas. Exactamente sobre una en especial:

LA DE DESPECHO
¡No me juzguen por favor!

Porque sí, estoy escupiendo mis sentimientos en una carta de líneas cortas, una carta que no termino y la voy escribiendo hace al menos dos meses, ahora son cuatro . Una carta con la palabra paradoja sellada encima, esa que quieres entregar pero que no quieres que la lean.

Sé que dije que debemos escribir esos tipos de cartas, luego botarlas y nunca, PERO NUNCA entregarlas. Pero, lo siento, he caído ante la tentación de un teclado abierto y su sucia mezcla con mis lágrimas alborotadas (Sí, dos meses. Maldición, que ya son cuatro).

Sí, ya saben mas o menos por dónde van las líneas de esa carta.

¿Planeo entregarla?

Sigo en mi etapa cobarde, todavía pienso meterla en una caja de cupcakes o en una bolsa de regalo; cosa que se la doy, volteo, y corro perdiéndome en el infinito y más allá. A lo Buzz.

La he llamado "Mi carta de despedida". ¿Se lee trágico no?

Que hipocresía la mía para ponerle un título así. cuando era yo quien usualmente se burlaba de esas mujeres dramáticas que hacen y escriben ese tipo de cosas. Pero la verdad es que soy tan mujercita como ellas, porque hay cosas que fluyen y derrotan las palabras que alguna vez dijiste o escribiste, y no, NO ESTÁ MAL.

Con esto no quiero decirles que escriban miles de cartas, hagan un videoblog de despecho o cualquier otra estupidez. No, sólo les digo que sean sincer@s consigo mism@s y hagan lo que jodidamente les da la gana, porque para eso vinimos al mundo, a rasparnos la rodilla y aprender a no pisar la maldita piedrita otra vez.

Con toda la valentía del mundo (espero),

Mia.

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